El buque Plastic Odyssey está realizando una la expedición, en la que participa un grupo de jóvenes voluntarios franceses, liderado por Simon Bernard: su aventura inició en octubre de 2022 y se prolongará por tres años, surcando los mares de treinta de las naciones más afectadas por la contaminación plástica. El Plastic Odyssey, que recientemente estuvo en la República Dominicana, recorre el mundo en busca de soluciones para construir un futuro sin plástico, o aprender a reciclar. El buque es un laboratorio equipado con máquinas para procesar los plásticos y darles una nueva vida en forma de materiales de construcción, combustible u otros objetos.
Desde que supimos que llegaba a República Dominicana nos inscribimos en sus actividades, como equipo del proyecto “Recicla plus”, a través del que llevamos varios años recogiendo el plástico en los domicilios de Sabana Yegua (Azua) para reciclarlo, así como educando a la población sobre reducir, reusar y reciclar.
La “master class” a la que fuimos, de dos días de duración, superó las expectativas: se reunieron 270 personas, entre artesanos del plástico, recicladores en vertedores, transformadores, investigadores, académicos y ambientalistas. El buque recoge datos de distintos proyectos que visitan, comparte los conocimientos e incluso financia iniciativas innovadoras. Aquí os dejamos su información: https://plasticodyssey.org/en/
Como miembros del proyecto “Recicla plus”, nos sentimos honrados de poder participar en esta iniciativa, y nos entusiasmó ver a tantas personas motivadas en la lucha por lograr un medio ambiente más saludable y sostenible. Desde la Comunidad de San Pablo seguimos promoviendo el cuidado de la creación de Dios y la lucha contra la destrucción de nuestra querida casa común. Esta hermosa iniciativa del Plastic Odyssey nos llena de esperanza.
Durante seis semanas, los miembros de la CSP en Sabana Yegua (Azua, República Dominicana) acogieron a dos seminaristas de la Arquidiócesis de Milwaukee como parte de su programa de inmersión para aprender español y conocer el trabajo de la parroquia. Al llegar de regreso a los EE. UU. uno de ellos escribió la siguiente reflexión.
Puede ser fácil crear expectativas en la vida. Nos ayudan a prepararnos y a completar las tareas que enfrentamos. Si bien las expectativas son en su mayoría útiles, a menudo nos impiden disfrutar de nuevas experiencias, esas que solo se obtienen al ser flexibles y espontáneos. La importancia de ser flexibles y abiertos también tiene una dimensión espiritual. A menudo Dios se nos revela fuera de las expectativas que creamos en nuestras mentes y corazones. Esta importante lección estuvo en el centro de mi experiencia (y la de mi compañero seminarista, Brady Gagne) durante las semanas que pasamos en República Dominicana.
Al comenzar nuestro programa de verano en Sabana Yegua, mi expectativa era que estaríamos trabajando en muchos proyectos. Imaginaba que la mayor parte de nuestra actividad sería trabajo físico, como pintar y construir espacios en distintas partes de la parroquia. En cambio, lo que Brady y yo descubrimos fue que nuestro trabajo diario se centraba, sobre todo, en encontrar a las personas que Dios había puesto en nuestras vidas. Ya fuera hablando con los feligreses o con los lugareños en la calle, el ministerio de estar presente para los demás nos permitió ver lo que Dios estaba haciendo en la vida de tanta gente. A medida que pudimos reflexionar sobre estas experiencias, pudimos preguntarle a Dios qué estaba haciendo en nuestras vidas. En mi experiencia, Dios me invitó a encontrar paz dentro de mí y a escuchar a los demás, en lugar de tratar de decir algo inteligente o profundo a cada rato (algo especialmente acertado cuando estás aprendiendo un nuevo idioma). Dios también me invitó a vivir con un sentido más profundo de la gratitud y la generosidad, al estar abierto a recibir tanto de la gente, ya sea porque nos invitaban a cenar o simplemente nos saludaran en la calle. Aprender a ser flexibles para recibir cualquier encuentro que pudiera traer el día fue una verdadera gracia del tiempo que pasamos en la República Dominicana.
Y ser flexibles, este verano, también nos enseñó a Brady y a mí la importancia de tener un espíritu aventurero. Cuando estábamos abiertos a probar cosas nuevas, nos abrimos a encontrarnos con Dios. Pienso, por ejemplo, en el día que fuimos a un pueblo de la montaña, Guayabal, a celebrar la Solemnidad del Sagrado Corazón, después de que la noche anterior el párroco nos invitara. También pienso en la vez que fuimos hasta el pequeño pueblo haitiano de Los Cacaos para celebrar misa con los lugareños. Estas aventuras propiciaron encuentros con muchas personas amables y generosas. Fueron momentos hermosos, que nos revelaron el amor de Dios. Jesús dice: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os amáis los unos a los otros” (Jn 13,35). En el corazón mismo de la vida cristiana está el amor. Si bien puede parecer diferente según las culturas y los lugares, estar abierto a la aventura en esas nuevas culturas y lugares nos abre al amor de Dios.
Este verano un grupo de seminaristas de la Arquidiócesis de Milwaukee en los EE. UU. visitó La Sagrada Familia, la parroquia hermana de Milwaukee, que está al cuidado de miembros de la Comunidad de San Pablo. Al regresar a los EE. UU., después de los meses en la República Dominicana, uno de ellos escribió la siguiente reflexión, que compartimos aquí.
Durante los dos últimos meses, mi nombre no fue Craig ni Jeffrey, mi nombre y segundo nombre. Mi nombre fue Gregorio, un nombre mucho más común y más fácil de pronunciar para un hablante nativo de español. El cambio de nombre es un recuerdo divertido y alegre de los dos meses pasados en La Sagrada Familia en República Dominicana. También es un recordatorio de que Dios usó la experiencia para cambiarme para mejor. Aunque podría escribir páginas sobre cómo me ha impactado mi tiempo allí, hay tres que quiero destacar especialmente: un mayor celo por predicar el Evangelio, una comprensión más profunda del gozo del sacerdocio y una mayor confianza en el Señor.
A menudo siento la necesidad de tener todo planeado, especialmente cuando se trata de asuntos de fe. Sin todas las respuestas, me preocupa perder la oportunidad de dar un testimonio convincente del Evangelio. Este verano, Dios me ha asegurado que no importa a dónde vaya o cuán preparado me sienta, Él está presente y trabajando. Una mañana, por ejemplo, me acerqué a ver un entrenamiento de béisbol juvenil en la ciudad. Me senté allí durante casi una hora, hablé un rato con el entrenador y algunos de los jugadores y luego me fui a casa. Mientras caminaba por la calle de regreso a casa, uno de los jugadores jóvenes comenzó a caminar a mi lado. Le pregunté si sabía el Padre Nuestro y, durante los siguientes cinco minutos, caminamos con las manos cruzadas sobre el pecho rezando el Padre Nuestro mientras la gente en la calle nos miraba y escuchaba pasar. Un entrenamiento de béisbol se convirtió en una oportunidad para guiar a otros en la oración, una oportunidad que no habría surgido si me hubiera quedado quieto hasta que me sintiera totalmente preparado para comunicar la Buena Nueva. Dios no solo me dio la oportunidad de difundir el Evangelio, sino también las palabras y acciones para hacerlo.
Aunque he conocido a sacerdotes y he pasado tiempo en parroquias, nunca había pasado tanto tiempo con sacerdotes fuera del seminario en un entorno parroquial como este verano. Estuvimos cada día con el P. Javier, el párroco actual de La Sagrada Familia, y el P. Bob (un sacerdote de la Arquidiócesis que estuvo ayudando durante tres meses), celebrando los sacramentos, comiendo juntos, viajando y compartiendo conversaciones. Además del P. Javier y el P. Bob, pasamos tiempo con sacerdotes y obispos de la diócesis local, sacerdotes de Antigo, WI, Virginia, el rector del seminario menor, el P. Luke Strand, quien vino a visitarnos desde Milwaukee, un sacerdote cubano que sirve en la catedral de Santo Domingo y seminaristas de la diócesis local. Los sacerdotes con los que tuve la oportunidad de charlar y pasar un rato tenían diferentes personalidades, antecedentes y años de sacerdocio, pero el amor y la alegría que compartían con mis compañeros de clase y conmigo por el sacerdocio y la misión de la Iglesia era innegable. Fue algo que me hizo ver que mi vida como sacerdote estará llena de alegría y fraternidad.
Por último, estoy más convencido de que el Señor dará fruto de las semillas que me pide sembrar en la vida de los demás (Mateo 13). En cuarenta años, la parroquia ha crecido de unas pocas capillas a más de quince, y algunas de las comunidades han crecido hasta el punto de convertirse en parroquias. La parroquia ha establecido centros de salud y de nutrición donde la gente puede recibir atención médica básica y traer a sus hijos para la educación y la comida. Escuché a los feligreses hablar sobre el impacto que los sacerdotes anteriores han tenido en sus vidas, y es obvio que estas comunidades han ido creciendo en madurez cristiana. Como todos, estoy llamado a sembrar semillas en la vida de los demás y confiar en que Dios traerá el crecimiento (Mt 13). Mi tiempo en la República Dominicana, viendo el crecimiento que Dios ha producido durante cuarenta años en esa región, es un testimonio convincente de que Dios traerá el crecimiento que desea de las semillas que me pide que siembre.
Soy Craig, soy Gregorio, y mi vida ha cambiado gracias a los dos meses que pasé en la República Dominicana. Alabado sea Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo por las gracias de la confianza para salir y difundir el Evangelio, la convicción de que mi llamada vocacional está llena de vida y alegría, y una confianza renovada en el poder de Dios, para hacer crecer las semillas que me pide sembrar.
Dolores Puértolas, responsable del proyecto (última por la derecha) con Mons. Tomás Alejo
Concepción y las autoridades civiles que asistieron al acto.
El pasado 12 de marzo tuvo lugar la inauguración y bendición del ecohotel y casa de retiros Altos de la Caobita. Se trata de una iniciativa de la Comunidad de San Pablo en Barrera, República Dominica, que pretende promover un espacio de retiro y ocio en medio de la naturaleza. El fomento del turismo sostenible y la creación de puestos de trabajos directos e indirectos son algunos de los objetivos principales, así como la preservación del medio ambiente en un entorno privilegiado, con la Sierra de Martín García como Parque Nacional de trasfondo y la reserva científica de los manglares de la zona de La Caobita. El proyecto, una empresa social sin fines de lucro, va de la mano de un proyecto del pueblo de Barrera centrado en el desarrollo agroforestal, turismo comunitario y sostenible y capacitación laboral.
El proyecto tiene capacidad para alojar 18 personas en villas y espacios familiares, así como amplio espacio de acampada. Promueve caminatas y paseos en barca por la zona y es un lugar ideal para desconectar del ajetreo de la vida, reponer fuerzas y orar y meditar frente a la maravillosa vista de la playa Caobita.
La bendición del espacio estuvo a cargo de Mons. Tomás Alejo Concepción, obispo de San Juan de la Maguana y contó con la presencia de Antoinette Mensah, directora de la oficina de misiones de la archidiócesis de Milwaukee, así como de diversas autoridades regionales, destacando la presencia de la gobernadora, Grey Pérez, y la senadora Lía Díaz. Agradecemos la ayuda de instituciones y amigos de República Dominicana, EE. UU. y España que desde hace largo tiempo han venido colaborando para la realización de este proyecto.
La Editorial "Círculo Rojo" acaba de publicar “El fascinante Origen de la República Dominicana”, de Esteve Redolad, miembro de la Comunidad de San Pablo. A raíz de esta publicación hemos realizado esta entrevista con Esteve.
¿Como te vino la idea de escribir este libro?
Viviendo en la Republica Dominicana durante cinco años me surgieron algunas preguntas y dudas acerca del cómo y porqué de la relación entre la República Dominicana y Haití. Ahí empezó un proceso apasionante de descubrir muchos matices y peculiaridades de la historia dominicana que la hacen única y muy interesante. Sentí que tenía que compartir con otros esta historia fascinante que estaba descubriendo, y me propuse escribirla en un libro.
¿Qué es específico de este libro?
He querido, espero que con algo de éxito, compaginar el rigor histórico con una lectura dinámica, amena y entretenida.
¿A quién va dirigido?
Especialmente a los dominicanos y dominicanas. Mi sueño sería que un día pudiera ser lectura recomendada en las clases de historia en las escuelas dominicanas. Pero también va dirigido a todos aquellos que estén interesados en este maravilloso país, y por supuesto, a quien le guste la historia, especialmente los temas de la colonización española, la esclavitud y la emancipación americana.
¿Qué te ha inspirado para escribirlo?
La constatación de que, aun siendo personas generosas y comprometidas, a menudo, a causa de prejuicios nacionales o raciales, nos tornamos irracionales e incluso agresivos, motivados por la historia que hemos aprendido desde pequeños, construida demasiadas veces a base de mitos que hacen que irremediablemente nosotros seamos los buenos y “los otros” los malos. Este libro quiere cuestionar y tal vez ayudar a destruir alguno de estos mitos.
¿Qué se va a encontrar el lector en tu obra?
Una historia del origen de la República Dominicana amena y desmitificada. No es una historia de buenos y malos, ni de héroes patrios contra enemigos acérrimos, sino una historia llena de matices, protagonizada por personas que, como todos, tuvieron buenas dosis de contradicciones. En ella, además, no faltan muchas anécdotas y datos curiosos, tanto de entonces como de la actualidad.
¿Dónde se puede comprar el libro?
Puede encontrarse en formato impreso en Amazon, y en España en La Casa del Libro, Editorial Círculo Rojo. En formato digital en La Casa del Libro, Agapea, El Corte Inglés.
Felicidades por este libro, y ojalá pueda cumplirse tu sueño…
Gracias, solo escribirlo ha sido ya medio sueño cumplido.
El pasado 16 de febrero las elecciones municipales dominicanas tuvieron que ser suspendidas por la Junta Central Electoral debido a que el sistema de voto automatizado falló. Pocas horas después del inicio de las votaciones, estas se tuvieron que cancelar. Este hecho inédito no se había visto nunca en el país y provocó un gran desconcierto que dio lugar a movilizaciones y cacerolazos seguidos de un gran encuentro el día 27 de febrero, día de la Independencia, en la Plaza de las Banderas de Santo Domingo. Vestidos de negro, la mayoría de los que se siguen manifestando son jóvenes que protestan contra el sistema electoral y exigen democracia real para el país.
El gobierno calificó la interrupción de “lamentable” y solicitó a la Organización de Estados Americanos una investigación sobre las posibles causas del incidente. Por su parte, varios politólogos explican que las manifestaciones de estos días, primeras de esta magnitud desde el fin de la dictadura, son la gota que colma el vaso: hay cansancio y hartazgo político hacia el partido gobernante, que ha estado en el poder veinte de los últimos veinticuatro años. A pesar de que se han producido cambios sustanciales, que incluyen diversas políticas sociales y que el progreso económico ha sido ininterrumpido, los problemas de seguridad ciudadana, de baja calidad de los servicios como educación, salud pública, pocas oportunidades para los jóvenes, corrupción, destacando el escándalo de Odebrecht, han mermado la confianza de la población en las instituciones que dirigen el país. Hasta hace unos años la ciudadanía en República Dominicana estaba alejada de la discusión política y en los últimos años eso está cambiando.
La nueva fecha para las elecciones municipales es el próximo 15 de marzo, y también en este año se celebrarán las elecciones generales, programadas para el 17 de mayo. Esperamos que este proceso y estas movilizaciones pacíficas pero vigorosas sirvan para contribuir a que nazca una democracia de mayor calidad, transparente y participativa que sirva a los muchos retos que tiene la ciudadanía.
Del 21 al 25 del pasado mes de septiembre un grupo de mujeres de la Fundación FIDEM (Fundació Internacional de la Dona Emprenedora) visitó Sabana Yegua. Eran 18 mujeres de distintos ámbitos laborales: empresarias, abogadas, consultoras, artistas. Todas ellas tenían la inquietud de conocer los proyectos que la Comunidad de San Pablo realiza en Sabana Yegua, algunos con apoyo de la Asociación Nuevos Caminos de España, con quien ellas habían conectado. En su viaje no solo querían conocer y recibir, sino también aportar. Así, realizaron una jornada entera de trabajo con el grupo de Pastoral de la Mujer de la Parroquia, visitando a las integrantes del grupo en sus casas, compartiendo unas horas con ellas, y después llevaron a cabo un taller en el que se contrastaron las formas de vivir de las mujeres en los dos países (República Dominicana y España) y la importancia de que las mujeres brillen con luz propia. Fue una reunión muy alegre y emotiva.
También conocieron distintos proyectos como la cooperativa de costura y los centros infantiles, y, por último, se reunieron con seis mujeres jóvenes que quieren iniciar sus estudios universitarios, y se comprometieron a aportar una ayuda económica para sus estudios. Este fue también un encuentro muy motivador, en el que las empresarias explicaron las dificultades que tuvieron que superar para llegar a su situación actual y animaron a las jóvenes dominicanas a luchar por sus sueños y por mejorar sus vidas.
La Parroquia La Sagrada Familia, atendida por la Comunidad de San Pablo, recibió recientemente la visita de los padres Curt Frederic y James Lobacz, vicarios generales de la Arquidiócesis de Milwaukee, que viajaron a la República Dominicana acompañados por el Padre Tim Kitzke, miembro de la Junta de Personal y rector de varias parroquias en la ciudad de Milwaukee.
Su visita fue motivada por el deseo del arzobispo Jerome Listecki de que el liderazgo de la arquidiócesis conozca a fondo su parroquia hermana en la República Dominicana. En pocos días visitaron distintas comunidades rurales pertenecientes a la parroquia, así como varios programas sociales que la Comunidad de San Pablo coordina en la región: centro de salud, centros educativos infantiles, proyectos agua y de letrinas, entre otros. También concelebraron en la misa dominical en Sabana Yegua, y finalmente pudieron conocer otro futuro proyecto de la Comunidad de San Pablo en Barrera, el Eco-hotel Altos de La Caobita. Agradecemos su visita y el apoyo a La Sagrada Familia y a la Comunidad de San Pablo que desde hace tantos años recibimos desde Milwaukee.
Un grupo de médicos y voluntarios de Wisconsin visitan Sabana Yegua y atienden a más de mil personas en una semana
Juan Manuel Camacho, desde Sabana Yegua (República Dominicana) nos hace llegar esta noticia:
«Desde el 6 al 13 de enero tuvimos la tradicional visita del grupo de feligreses de la parroquia de Saint Mary, en Kenosha (Wisconsin, EE. UU.), para la anhelada campaña oftalmológica de cada año. Esta vez pudieron llevar a cabo 110 cirugías (de cataratas y pterigium) en el hospital Taiwan, y revisaron la vista de más de 900 personas, proveyendo con lentes a todos los que los necesitaron. Durante la semana en que nos visitan los oftalmólogos, las instalaciones de la parroquia se convierten en un campo médico donde se revisan las personas, y se las prepara para las cirugías.
Esta campaña es una excelente oportunidad para que voluntarios dominicanos de la comunidad local y los voluntarios de Estados Unidos compartan experiencias, trabajo y compañerismo, estrechando lazos de amistad entre los unos y otros. Desde aquí agradecemos la entrega de todos los voluntarios que hacen posible que este operativo anual sea fructífero. 2019 ha sido el decimocuarto año consecutivo en que lo hemos podido realizar. ¡Gracias, amigos de Kenosha!»
Recuerdo que hace ya algunos años se hizo famosa una canción de un anuncio de lotería, decía así: “Es la ilusión de todos los días, es compartir el cupón de la ONCE”. La ONCE, Organización Nacional de Ciegos de España, es una entidad muy conocida por sus cupones de lotería, y de su recaudación se ven favorecidas múltiples actividades en favor de este colectivo. Me vino a la memoria esta canción pensando en nuestra realidad de República Dominicana. Por todo el país, un país en el que el 6% de la población vive en una pobreza extrema y el 29% en pobreza moderada,[1] llama la atención la cantidad desproporcionada de bancas de lotería, que podemos encontrar en cualquier rincón, incluso en los pueblos más aislados y desfavorecidos. Se calcula que hay 154 bancas de lotería por cada escuela pública en la República Dominicana[2].
Es tan difícil alcanzar los grandes sueños con el trabajo y el esfuerzo del día a día que muchas personas optan por disfrutar del presente, y lo hacen instalando en su casa una antena parabólica para poder ver telenovelas, o entregándose al alcohol durante el fin de semana, o celebrando fiestas en momentos especiales, tirando la casa por la ventana. Un recurso más es la lotería: con un poquito de dinero se puede soñar en alcanzar un enorme premio. Lo lamentable, por supuesto, es que este poco dinero, si se va gastando todos los días, termina representando un gasto muy importante (y convirtiéndose a menudo una adicción).
Uno podría desesperarse intentando comprender cómo se despilfarra en un juego de azar el poco dinero que se obtiene del trabajo, en lugar de emplearlo mejor, cubriendo las necesidades básicas de la familia. Sin embargo, siempre hay que ponerse en la situación de los demás para intentar comprender. Abhijit V. Banerjee y Esther Duflo, en su libro «Poor economics»[3], observan que precisamente las cosas que hacen la vida menos aburrida son una prioridad para los más pobres, quienes muchas veces toleran su destino en lugar de enfurecerse contra él. Así, en vez de reducir caprichos y concentrase en necesidades, a menudo actúan al revés. Son indulgentes con ellos mismos porque quizás son escépticos sobre sus oportunidades reales y sobre la posibilidad de un cambio radical en sus vidas (¡y es obvio tienen motivos sobrados para este escepticismo!). Se preguntan si vale la pena sacrificarse por un improbable cambio que, además, puede tardar demasiado en llegar.
En todo caso, a propósito de las loterías, la realidad es que en República Dominicana su gran proliferación perjudica de forma muy especial a los estratos socioeconómicos más bajos. El Obispo de San Juan de la Maguana, Monseñor José Grullón, promueve desde el púlpito el ahorro y la organización económica familiar como manera de luchar contra la pobreza. En sus homilías ha subrayado muchas veces que el único que se hace rico con las bancas de lotería es su dueño. ¡Cuánta razón tiene!
Ojalá que la verdadera “ilusión de todos los días” no sea la de un premio más que improbable, que mientras no llega daña las economías familiares, sino la ilusión de capacitarse, de que los hijos estudien, de conseguir un trabajo e ir construyendo un cambio real para un futuro mejor.
[1] Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (ENHOGAR 2016)
[2] https://www.eldinero.com.do/42177/hay-154-bancas-de-loteria-por-cada-escuela-publica
[3] Poor Economics, Abhijit V. Banerjee and Esther Duflo, Public Affairs, New York, 2011, p. 37-38
Transporte seguro para los niños de una comunidad rural en República Dominicana
La Asociación “Sonríe y Crece”, nacida en Barcelona, celebrará en 2019 el décimo aniversario de colaboración con la Comunidad de San Pablo y la Parroquia La Sagrada Familia. Han sido ya diez años consecutivos en los cuales jóvenes de Sonríe y Crece han pasado los veranos en la República Dominicana, organizando, como voluntarios, actividades para los niños de Sabana Yegua.
Aparte de sus tradicionales actividades de verano (refuerzo escolar, formación lúdica en valores), el grupo ha ido incorporando en estos últimos años otras colaboraciones, aprovechando la formación profesional de sus voluntarios. Por ejemplo, crearon “Sonríe y salud”, con charlas médicas en varias comunidades realizadas por estudiantes de medicina y enfermería.
En este año, dos estudiantes de arquitectura se mostraron consternados por la situación precaria de la comunidad del km. 13, un “campito” pequeño nacido al borde de la carretera estatal, a tan solo dos kilómetros de Sabana Yegua. Una de sus preocupaciones era la inseguridad de que la gente viva tan cerca de la carretera, y en especial, la dificultad de los niños de caminar hasta la escuela en Sabana Yegua por el arcén, por donde pasan los vehículos y camiones a toda velocidad, habiéndose producido ya varios accidentes.
Hace ya cinco años la parroquia consiguió un autobús, donado por el gobierno dominicano, para el transporte escolar de jóvenes de otras dos comunidades rurales (Km. 7 y Km. 8) al Liceo Secundario de Sabana Yegua. Los responsables de la parroquia ya se habían planteado ampliar la ruta y que el autobús recogiera también a los niños del km. 13 para llevarlos a la escuela, pero la dificultad residía en la escasez de recursos para pagar al conductor (ya se pide a cada niño que dé un aporte fijo para cubrir el combustible). Tras un encuentro con la comunidad, los dos jóvenes decidieron reunirse con el síndico de Sabana Yegua y solicitarle una colaboración para que el km. 13 tuviera este servicio, ¡y lo consiguieron! El ayuntamiento está dando un pequeño aporte mensual para pagar al conductor y desde el pasado mes de agosto, 25 niños y jóvenes del km. 13 ya van a la escuela en autobús. Agradecemos desde estas páginas el compromiso y la sensibilidad de los jóvenes de Sonríe y Crece, que va dando nuevos frutos cada año.
El Centro de Salud de la Parroquia La Sagrada Familia en Sabana Yegua (Azua, República Dominicana) amplía sus servicios con un renovado consultorio dental, inaugurado en septiembre
El Centro de Salud La Sagrada Familia, perteneciente a la Parroquia del mismo nombre, lleva treinta años funcionando y atendiendo las necesidades sanitarias de la población más vulnerable de la zona de Sabana Yegua, en la provincia de Azua. En 2017 remodelamos el laboratorio de análisis clínicos. Recientemente, a finales de septiembre de este año, se inauguró y bendijo un nuevo consultorio odontológico.
Esta renovación se ha podido llevar a cabo gracias a la subvención de Compassionate Dental Care International, y nos permitirá dar un mejor servicio, cumpliendo con los requisitos del Ministerio de Salud.
Tuvieron el honor de estrenar la consulta el Dr. Tom Volm y su equipo, de la parroquia Holy Apostles de New Berlin, en Wisconsin (EE.UU.). Este grupo llegó por tercer año a Sabana Yegua para colaborar en operativos médicos y odontológicos y para fortalecer los vínculos de hermanamiento entre ambas parroquias. En esta ocasión los operativos atendían especialmente a los inmigrantes haitianos de la zona, que por su situación socio-económica acceden con dificultad a los centros de salud. Se pudo ayudar a 56 personas que requerían atención dental. También se atendió a más de 140 personas en medicina general, dando tratamiento a diversas enfermedades. El operativo médico y dental fue todo un éxito y pudieron trabajar hombro con hombro personas de Estados Unidos, dominicanas y haitianas: un verdadero signo de integración.
La inauguración y bendición del consultorio dental ha sido una ocasión para dar gracias a Dios por esta nueva oportunidad de ofrecer un servicio accesible y de calidad a toda la población de nuestra parroquia.
Mons. Grullón, obispo de San Juan de la Maguana, bendice e inaugura una nueva capilla en la comunidad de Mordán de la parroquia La Sagrada Familia (Azua, República Dominicana)
En uno de los rincones más alejados de esta parroquia del suroeste de la República Dominicana, formada por 22 comunidades y al cargo de la Comunidad de San Pablo, hasta hace poco los lugareños se reunían en una casa de madera en malas condiciones para celebrar allí la Eucaristía y demás sacramentos. Hacía tiempo que solicitaban la construcción de una capilla digna para los encuentros de la comunidad de fe.
Gracias a la colaboración de la parroquia Sacred Heart, de Racine (Wisconsin, EE.UU.), que también está al cargo de un miembro de la Comunidad de San Pablo (el P. Ricardo Martín) la nueva capilla de Mordán se ha hecho realidad. Los parroquianos de Sacred Heart recaudaron fondos hace un año para la construcción de la capilla de Tábara Abajo (noticia de la que en su día ya nos hicimos eco en este blog) y tras la inauguración se lanzaron a promover la construcción de la capilla de San Juan Bautista, de Mordán.
El pasado 24 de agosto, con la presencia del Obispo de San Juan de la Maguana, Mons. José Grullón, y un grupo de feligreses de Sacred Heart, llegados desde Wisconsin, la comunidad festejó la bendición de la nueva capilla. Durante la semana los locales de la iglesia servirán para que en ellos se realicen cursos de cocina, de repostería, de electricidad, de contabilidad y otros, para colaborar con esta comunidad, que tradicionalmente vivía de la quema de carbón vegetal, y que está muy necesitada de personas con mayor preparación para el mundo laboral.
La comunidad de Mordán mostró su dicha con la celebración de la misa acompañada de cantos, bailes y comida para todos los presentes y con unas palabras de agradecimiento a la parroquia hermana de Sacred Heart y a todos sus feligreses.
En preparación para el 525 aniversario (será en 2019) de la primera Eucaristía celebrada en el Nuevo Mundo, la Conferencia del Episcopado Dominicano declaró 2018 como Año de la Eucaristía. En este marco, celebrando el mes de septiembre como mes de la Biblia, tuvo lugar el Segundo Congreso Bíblico Diocesano de San Juan de la Maguana. El congreso se llevó a cabo el pasado sábado 1 de septiembre en la Parroquia Nuestra Señora de los Remedios de Azua.
El evento fue organizado por el P. Juan Manuel Camacho, de la Comunidad de San Pablo, que es responsable de la Comisión Bíblica Diocesana, y tuvo como tema “PALABRA Y EUCARISTÍA”. La conferencia del congreso estuvo a cargo del P. Martí Colom, también de nuestra comunidad.
Martí compartió con los asistentes algunas reflexiones acerca de varios textos bíblicos relacionados con la Eucaristía, empezando por los relatos de la Última Cena y ampliando luego el foco hacia “las otras eucaristías”, es decir, los otros momentos eucarísticos que nos narran los evangelios. Vimos como estos otros momentos pueden enriquecer nuestra comprensión de la Eucaristía, al subrayar, cada uno de ellos, un “elemento o aspecto eucarístico”: por ejemplo, la alegría que debería presidir todas nuestras celebraciones (en las Bodas de Caná), o la fraternidad libre de toda exclusión, que vemos en las comidas de Jesús en casa de recaudadores de impuestos, o la oferta de libertad plena y responsable que nos regala Jesús, si estamos dispuestos a recibirla, que subyace en el texto de Juan de la multiplicación de los panes y los peces.
Su ponencia fue muy bien acogida por los más de 200 participantes del Congreso, procedentes de distintas parroquias de la región, que regresaron a sus comunidades con el deseo de seguir profundizando en las escrituras y en lo que ellas nos enseñan del sacramento eucarístico.
La Comunidad de San Pablo inicia un proyecto de suministro de agua para agricultura como alternativa a la quema de carbón en República Dominicana
Antonio tiene 70 años y ha vivido siempre del monte: toda la vida talando árboles para la construcción de viviendas y para vender leña o carbón. En el pueblo de Barrera, junto a la Sierra de Martín García, un hermoso parque nacional protegido en el suroeste de la República Dominicana, ese era el sustento básico de casi la mitad de los habitantes de este pueblo de 2.500 personas. Hace dos años el Ministerio de Medio Ambiente prohibió la comercialización del carbón vegetal para proteger la vegetación de la zona, aunque sin proponer alternativas. Desde entonces, los pobladores insisten en cultivar la tierra para salir adelante, pero el agua es escasa.
En diversas reuniones mantenidas con la comunidad surgió la idea de canalizar el agua de un manantial que ahora apenas se usa. El agua, que corre por una acequia natural, se pierde en gran parte por la evaporación, la filtración y también porque durante la noche nadie la usa. Con la ayuda de un ingeniero, hace ya casi un año se diseñó un proyecto completo, con el plan de construir una protección del manantial, un depósito de agua y la canalización con tuberías hasta las zonas de cultivo, y explotar cultivos alternativos de alta rentabilidad con sistemas de riego por goteo.
En estos momentos se está iniciando la primera fase del proyecto, con la construcción de la protección del manantial, gracias a la visita y ayuda del grupo “Project Agua” de Milwaukee (EE. UU.), liderados por Mr. Patrick Harrington. Nuestro amigo Antonio nos decía hace unos días: “¡Es muy duro vivir del carbón! Si pudiéramos no nos dedicaríamos a esto”. Ojalá este proyecto se convierta en una alternativa válida para el sustento de los pobladores de la zona.
Hace algo más de un año el Arzobispo de Milwaukee, Mons. Jerome Listecki, visitó la República Dominicana para celebrar los 35 años de hermanamiento de la Arquidiócesis de Milwaukee con la Parroquia La Sagrada Familia de Sabana Yegua (Azua). Esta hermosa relación de fe y amistad de 35 años ha dado, indudablemente, muchos frutos, tanto en Milwaukee como en la República Dominicana.
A lo largo de estos 35 años las vocaciones han florecido: hoy podemos contar con tres sacerdotes ordenados, originarios de la parroquia La Sagrada Familia, que trabajan en la diócesis de San Juan de la Maguana; con tres seminaristas en formación, también en el seminario diocesano; y con cinco miembros de la Comunidad de San Pablo que son, también, originarios de la parroquia. Además de eso, cinco sacerdotes de la Comunidad de San Pablo vivieron una etapa formativa en la parroquia antes de entrar al seminario, y ahora esta experiencia misionera enriquece su servicio en Milwaukee.
Para seguir consolidando este hermanamiento, durante el primer trimestre de 2018 visitaron Sabana Yegua los obispos auxiliares de Milwaukee James Schuerman y Jeffrey Haines, así como los vicarios generales David Reith, Jerry Herda y Javier Bustos. Todos ellos pudieron compartir celebraciones eucarísticas con la comunidad local y conocer varias áreas de la parroquia, donde fueron acogidos con mucho cariño. En especial el obispo Schuerman tuvo un encuentro emotivo con los feligreses, pues él trabajó en la parroquia, como sacerdote misionero, de 1992 a 1996, y pudo compartir con mucha gente recuerdos de aquella época. ¡35 años de fe y amistad compartida son una gran obra de Dios!
En medio de un episodio de violencia racista, una capilla se convierte temporalmente en refugio para una familia haitiana
Hace tres semanas un nacional haitiano mató a un parcelero de Sabana Yegua (Azua, República Dominicana) para robarle. Un hecho atroz; el culpable fue capturado inmediatamente y se encuentra en manos de la justicia. Se desató entonces una reacción desproporcionada e irracional contra todos los haitianos que viven en el pueblo, sede de la Parroquia La Sagrada Familia. Esa misma noche un grupo de personas (algunas con antecedentes criminales) tomaron las calles del pueblo y apalearon y atacaron con machetes a varios haitianos. Incendiaron tres casas, robaron y saquearon propiedades de haitianos, todo con la excusa de vengar la muerte del parcelero.
Desde ese momento, los haitianos del pueblo temieron por sus vidas; muchos regresaron a Haití y otros se escondieron fuera de la población, por los sembradíos. Nosotros, como iglesia, apelamos a las autoridades locales y movilizamos las diferentes organizaciones para frenar la barbarie que se estaba produciendo, haciendo un llamado al cumplimiento de la ley, al civismo y la paz.
La intolerancia y xenofobia contras los haitianos está presente desde hace mucho tiempo en República Dominicana, y tiene profundas raíces históricas, económicas y sociales. Se producen cíclicamente altercados y episodios de intolerancia. Cuando esto sucede, nunca falta el periodista que lanza la ridícula acusación de que el país vecino realiza una “invasión pacífica”; mezclando así episodios históricos del pasado con una situación actual de inmigración, totalmente distinta. Por otra parte, los haitianos son una pieza clave de la economía dominicana, en tanto que mano de obra para la agricultura, y a nadie le cabe duda de que las exportaciones de República Dominicana a Haití son muy importantes para el comercio de la nación.
Joselito, un hombre de 45 años que llegó al país para buscar una vida mejor cuando tenía 12, huérfano de padre y madre, me confesó que estaba muy atemorizado y que necesitaba protección. Él y su esposa, Milady, tienen diez hijos. Como familia numerosa tienen dificultades para poder dar a sus hijos todo lo que necesitan, pero nunca han cometido ningún delito, son residentes en el país, sus hijos han nacido aquí y los mayores ya están terminando la secundaria.
Decidimos trasladar a Joselito y familia a la nueva capilla de Tábara. Inaugurada el mes de diciembre, esta pequeña iglesia tuvo el honor de acoger al extranjero y al necesitado de refugio. La familia se instaló allí durante una semana, de una manera simple, sin camas ni mobiliario. Algunos vecinos recelaron, pero se impuso el sentido común: un vecino nos decía que muchísimos dominicanos tienen familia en EE. UU., en España, en Italia, en Suiza, y que a ninguno de los que se fueron a trabajar a otro lugar para ganarse la vida les gustaría que los juzgaran a ellos por el delito de otra persona.
Los que desataron la furia quisieron continuar y hablaban de echar a todos los haitianos del pueblo, pero no fueron secundados y las aguas volvieron a su cauce. Sin embargo, no hay que bajar la guardia: los hechos fueron muy graves, es obvio que la justicia tiene que actuar contra todo aquel que cometa delito, sea cual sea su nacionalidad, y hay que seguir promoviendo la convivencia, el respeto y la dignidad de todas las personas. En todo caso, la Iglesia-comunidad (todos nosotros) y la iglesia-templo (los edificios) deben ser siempre una casa acogedora, la casa de todos: en esta ocasión, nuestra capilla de Tábara lo fue de una forma bien concreta y tangible.
Matrimonios en la Diócesis de San Juan de la Maguana, República Dominicana
El pasado día 25 de noviembre, 18 parejas de la parroquia de La Sagrada Familia se dieron el «sí, quiero», en la catedral de San Juan de la Maguana, donde se casaron, en una misma celebración, un total de 174 parejas.
Fue esta una importante ceremonia de bodas de toda la diócesis, en una catedral abarrotada de parejas, testigos, cantos y mucha alegría. No se trataba del matrimonio de personas jóvenes, sino que el promedio de edad de los novios sobrepasaba los 40 años. En la República Dominicana el matrimonio, incluso el civil, es poco común. El temor al compromiso, el respeto a la indisolubilidad del sacramento, así como otros factores sociales, económicos y psicológicos se juntan para que el matrimonio sea algo infrecuente.
En una de las charlas que dimos a estas 18 parejas, alguien les dijo que eran todos unos valientes, ya que si ya una boda por lo civil es rara, un matrimonio por la Iglesia es, en este contexto social, casi un acto contracultural.
Aplaudimos la decisión de la diócesis de celebrar estas bodas colectivas, que reafirman el amor que ya existe en las parejas, bodas que fortalecen a las familias creadas, y que llenan de orgullo a los contrayentes y sus parientes. Terminada la celebración, esas 18 nuevas parejas paseaban por sus comunidades sonrientes, felices, sabedoras que aunque ya tenían muchos años de vida compartida, ahora iniciaban de una forma u otra una nueva etapa llena de bendiciones. Nosotros lo celebramos con ellos.
El pasado 19 de noviembre se celebró el Día Mundial del Saneamiento, y Naciones Unidas nos recordaba que actualmente hay en el mundo 2.400 millones de personas sin acceso a saneamiento, y casi mil millones de personas que realizan sus necesidades fisiológicas al aire libre.
La Comunidad de San Pablo lleva ya 14 años en la República Dominicana, y prácticamente desde el principio de nuestra presencia en el país nos involucramos, desde la Parroquia La Sagrada Familia de Sabana Yegua (Azua), en la construcción de letrinas o sanitarios para la población más desfavorecida de la región en la que trabajamos. A pesar de los notables avances que se han realizado, hoy todavía quedan casi 1,000 familias en el territorio parroquial que atendemos sin sanitario.
Recientemente el hermanamiento de la Parroquia La Sagrada Familia con la Archidiócesis de Milwaukee cumplió 35 años, y el pasado enero se celebró este aniversario con la visita del arzobispo de Milwaukee y un grupo de peregrinos a la República Dominicana. En vistas de la necesidad de sanitarios dignos para las familias, el arzobispo dedicó su campaña de Cuaresma a esta causa. A su llamado respondieron generosamente amigos y conocidos, recaudando suficiente dinero para construir 200 letrinas.
Agradecemos enormemente su colaboración y aprovechamos esta oportunidad para mostrarles un corto vídeo, en inglés, en el que los sacerdotes de La Sagrada Familia explican el proceso de construcción de una letrina.
Desde el día 12 hasta el 19 de este mes de octubre, estuvo visitando la parroquia La Sagrada Familia de Sabana Yegua un grupo de diez personas de la parroquia Holy Apostles de New Berlin, en la Arquidiócesis de Milwaukee. Holy Apostles tiene un hermanamiento con La Sagrada Familia desde el 2013, que a lo largo de los años ha ido dando frutos. En los últimos dos años, el fruto más concreto de esta relación entre iglesias hermanas ha sido la realización de operativos médicos en Sabana Yegua, para brindar atención dirigida específicamente a la significativa población de inmigrantes haitianos que existe en la parroquia.
Esta vez contamos con la participación de un médico general, un pediatra y un dentista, que brindaron servicio a 273 personas durante los tres días que duró la clínica. Ciento cuarenta y un pacientes recibieron atención médica general para una gran diversidad de enfermedades, especialmente infecciones ocasionadas por el uso de agua no apta para el consumo humano y enfermedades relacionadas con el estrés. Son muy comunes los dolores relacionados con el estrés entre la comunidad haitiana: la inseguridad alimenticia, económica, de vivienda y de estatus migratorio en el país que les acoge, exponen las personas a mucha tensión, que se refleja en continuos dolores de cabeza, espalda y estómago.
Cincuenta y dos personas obtuvieron servicios de revisión dental y cirugías menores de extracción de muelas y dientes. Ochenta niños del programa de atención infantil que lleva a cabo la Comunidad de San Pablo también fueron revisados y atendidos. A muchos se les dio tratamientos preventivos de salud general y bucal.
Agradecemos la ilusión de los amigos de Holy Apostles por compartir con nosotros su tiempo y conocimientos médicos, y por querer aportar un granito de arena en la acogida de los inmigrantes haitianos en Sabana Yegua.
Esta pintada inspiradora y la niña que la mira con curiosidad me hacen pensar en los fotógrafos que captaron la imagen: los jóvenes de “Sonríe y Crece”, que forman parte de una asociación de voluntarios de Barcelona que dedican los veranos (¡ya llevan nueve!) compartiendo con los niños más desfavorecidos de Sabana Yegua en la República Dominicana.
Colgaron esta foto en las redes sociales y decía así: “Reflexión por las calles de Sabana Yegua: No se trata simplemente de dar lo que podemos dar, sino de hacer sentir, ver y transmitir la ilusión de luchar para que cada uno consiga sus sueños y metas”.
“Saca lo mejor de ti” es un buen lema. Por una parte, nos invita a no envidiar lo que tienen los demás, sino a buscar en nosotros. Por otro lado, tampoco nos invita al éxito, un valor cacareado hasta la saciedad que busca ser el único faro de muchos jóvenes. “Saca lo mejor de ti” es un lema hermoso: incluye todo nuestro potencial intelectual, nuestra fuerza de trabajo, nuestra energía, pero también incluye otros valores como la bondad y la generosidad.
Los jóvenes de “Sonríe y Crece” lo saben bien. No creo que me equivoque si digo que la vida les ha bendecido con su lugar de origen y sus familias; posiblemente estén buscando sacar lo mejor de sí mismos a nivel profesional, terminando carreras y haciendo másters, luchando por su futuro. Pero además, sacan lo mejor durante el año programando actividades para el verano de voluntariado, recaudando fondos y finalmente llegando a Sabana Yegua con toda la ilusión por delante. Esta es la misma ilusión que transmiten a niños y adultos. Saben que muchos no han tenido su suerte, pero les ayudan, alientan y apoyan para que luchen por una vida mejor, empezando por los estudios.
“Saca lo mejor de ti” nos invita a sacar toda la generosidad que llevamos dentro, a no ser tacaños en repartir afecto, amor, tiempo y energías. Últimamente he leído algunas reflexiones sobre la generosidad. Me gusta el potente lema de San Alberto Hurtado, jesuita que realizó una gran labor social en Chile, y que decía: “¡Hay que dar hasta que duela!”. Por otro lado, algunos estudios demuestran el efecto positivo de la generosidad en el estado de ánimo[1] (comprobado a nivel de respuesta cerebral) y en consecuencia nos invitan a ser generosos para sentirnos bien (“give ´till it feels good”). Aunque lo pareciera, quizás los dos enfoques no son totalmente excluyentes. Dar hasta que duela es exigente, nos invita a desprendernos no de lo que nos sobra sino también de lo que necesitamos. Pero está claro que un cierto sacrificio a nivel personal en pro de otra persona también nos produce un efecto positivo y un sentimiento placentero. Además, el realizar libremente una acción generosa no solo nos deja un sentimiento, sino que nos ayuda a desprendernos un poco de nuestro ego y da un mayor sentido trascendental a nuestras vidas.
“Saca lo mejor de ti” es también un buen lema, no solo para los jóvenes voluntarios de Barcelona, sino también para todos los niños y jóvenes de República Dominicana a quienes ellos ayudan. Así, volviendo a su reflexión “…hacer sentir, ver y transmitir la ilusión de luchar para que cada uno consiga sus sueños y metas” añado yo algo más, segura de que ellos estarán de acuerdo conmigo. Queremos compartir con estos niños y jóvenes el valor de la generosidad para que esta no quede excluida ni relegada de sus sueños y metas, y sea uno más de sus objetivos. Así les podemos seguir animando con toda la fuerza de este lema, inspirador para todos: ¡Saca lo mejor de ti! [1] El resultado más sorprendente es que los centros de placer a nivel cerebral no responden solo a lo que es bueno para uno mismo sino que también muestran respuesta cuando se trata de algo bueno para otros. Este artículo de New York Times menciona el estudio del Profesor Ulrich Mayr y su equipo en la Universidad de Oregon http://www.nytimes.com/2007/06/19/science/19tier.html?mcubz=1
La República Dominicana se ha visto sacudida recientemente por las noticias de varios asesinatos de chicas jóvenes. El caso de Emely, de 16 años, ha resonado por todo el país: esta chica, de familia muy humilde, habría quedado embarazada de su novio, un muchacho de clase pudiente que entonces la asesinó: parece ser que primero la indujo a un brutal aborto. El joven, de 20 años, y su madre están arrestados, pendientes de juicio.
Sin querer entrar en los espantosos detalles de tan abominable asesinato, que ha recibido la repulsa de toda la nación, quiero destacar un preocupante ángulo de la situación: desde sus doce años, la joven Emely, una joven bonita de familia pobre, “tenía amores”, como se dice aquí popularmente, con el muchacho.
Sin ánimo de juzgar desde ningún pedestal moral a quienes así se comportan, es importante reconocer que un secreto a voces, en este país, es que muchas niñas y jóvenes entablan relaciones con hombres mayores (a veces escandalosamente mayores) para sacar beneficios materiales. La pobreza extrema de las familias lleva a las chicas a dejarse deslumbrar por pequeños regalos: un teléfono celular moderno, ropa, dinero… Las que aspiran a más quizás quieren ir montadas en una “pasola” (moto) o una “yipeta” (un vehículo 4x4) o incluso tener una buena casa y una situación económica desahogada. Aunque algunas de estas relaciones funcionen bien y de ahí surjan familias estables y duraderas, no es el caso de la mayoría.
Un sinnúmero de mujeres jóvenes quedan embarazadas muy temprano, abandonan los estudios y algunas veces son abandonadas –no mucho más tarde− por el padre de la criatura. El brillo inicial de la relación puede dar paso a una absoluta oscuridad. La ilusión de tener aquellas pequeñas cosas que muchas otras jóvenes poseen puede ser, para muchas, un peligro fatal. Los padres y madres de estas jóvenes a veces tienen conocimiento de un noviazgo muy temprano, con una persona adulta y en esa relación vislumbran un futuro para la hija y posiblemente una boca menos que alimentar, así que sucede con frecuencia que alientan esta relación desigual. Esta solución, esta mejora social provisional, se puede volver en contra de la mujer tarde o temprano, pues fomenta su dependencia de un hombre con recursos económicos, no la promueve a continuar estudios y hace basar todo su valor personal en su presencia física, que como sabemos, con los años cambia.
Como en muchas otras problemáticas sociales, hay dos importantes vías para trabajar contra esta situación, la vía jurídica, aumentando la edad mínima para contraer matrimonio (o vivir en pareja) y la vía educativa. En relación con la primera, expusimos hace unos meses en el artículo «Niñas esposadas», en este blog, el interés de varias instituciones nacionales e internacionales por cambiar la legislación para así proteger a las niñas –o mujeres menores de 18 años− aumentando su edad de contraer matrimonio de los 15 a los 18. De la vía educativa queremos destacar que aparte de todos los esfuerzos directos del sistema educativo con niños, niñas y jóvenes, es esencial incidir en la educación y toma de consciencia de los padres y madres. Con frecuencia se dice que la primera y más importante educación es la de los progenitores hacia sus hijos. Los padres a menudo han vivido en carne propia situaciones similares. Por eso mismo, en lugar de considerar estas relaciones como normales, deberían estar preparados para educar a sus hijos e hijas en valores, criterios, responsabilidades y límites; en una sana proyección de cada individuo hacia el futuro de manera autónoma, no dependiente y en igualdad de condiciones. ¡Cuesta esfuerzo, pero vale la pena!, ese sería un buen lema.
La República Dominicana ocupa el primer lugar de niñas y adolescentes “unidas” o “casadas” en América Latina y el Caribe”[1]
–¿No sabes? Carmencita se casó–. Cuando te dicen esto en la República Dominicana, especialmente en el sur, no hay que entender que entre Carmencita y su pareja hubo una boda civil o religiosa, sino que las dos personas pasaron a convivir como pareja.
Esto sucede a menudo con muchachas muy jóvenes, especialmente en los sectores sociales de menor nivel educativo. Aunque sucede principalmente debido a embarazos, no siempre es así.
En el primer caso, una muchacha joven queda embarazada fruto de una relación y pasa a vivir con su pareja. En algunos casos una chica “sale embarazada”, y es presionada a dejar la escuela (aunque legalmente nadie la pueda expulsar por ese motivo) y es “invitada” a pasar a vivir con el padre del niño que viene en camino, que muy a menudo no era una pareja estable. De ese modo se produce un doble rechazo hacia la chica, el de la escuela y de la familia. Sin embargo, el muchacho puede continuar la escuela sin ningún problema y nadie lo echa de su casa. Estos casos son los más graves.
En otros casos, la familia de la joven tiene conocimiento de que ella está manteniendo relaciones con el muchacho, y entonces la presionan para que deje la casa y se una a él (aun si no hay embarazo). Así evitan el “qué dirán” de los vecinos, que podrían ver a la chica como “una cualquiera”.
Hay situaciones peores. Muchas niñas y adolescentes se van a vivir con un hombre mayor. Este se ocupa de ellas y las mantiene. Ellas pasan de niñas a madres en un santiamén, sin experimentar apenas la juventud. Se podría añadir que la diferencia de edad, y a menudo el abandono de los estudios por parte de la joven, facilita una desigualdad en la pareja, la baja autoestima de ella y por ende violencia de género. El estudio Niñas esposadas, realizado por la ONG “Plan Internacional” en las provincias de Azua, Barahona, Pedernales, Elías Piña y San Juan, afirma que una de cada cinco adolescentes (el 23.4%) de entre 15 y 19 años está casada o unida con un hombre 10 años mayor que ella. Según este estudio, en el 39% de los casos los hombres dicen que les gusta tener esposas muy jóvenes porque son más obedientes y se pueden dominar fácilmente.
Según la autora de la investigación, Jeannette Tineo, el matrimonio infantil es el resultado de la violencia intrafamiliar existente en el hogar de la joven, las expectativas de reducir la carga económica familiar o incluso la oportunidad de negociación que establecen las familias como una manera de salir de la pobreza.
Esta negociación se produce en algunas familias que viven en situación de pobreza y que saben que su hija menor ha tenido relaciones con un hombre mayor de edad. Los padres acusan al hombre de violación y éste, para evitar ir a la cárcel, paga una suma como reparación del daño y se queda a la adolescente como esposa.
El estudio mencionado desvela que el matrimonio infantil forzado tiene vinculación fuerte con los embarazos en adolescentes, ya que de cada diez niñas casadas con hombres adultos que fueron entrevistadas, siete estaban embarazadas al momento de establecer la unión.
Entre las acciones que plantea “Plan Internacional” está que los legisladores valoren aumentar la edad mínima para casarse a los 18 años. Actualmente el código legal dominicano permite que la niña, si cuenta con el consentimiento de su padre, se pueda casar a los 15 años.
En todo caso, es obvio que existe una urgente necesidad de seguir educando en valores a padres y madres de familia, a niños, niñas y adolescentes, para que estas situaciones desaparezcan. No hay nadie que realmente desee el desarrollo digno de una sociedad, con hombres y mujeres empoderados, que quiera “niñas esposadas”.
[1] El Listín Diario, 27/3/2017
http://www.listindiario.com/la-republica/2017/03/22/458855/el-numero-de-ninas-casadas-en-el-pais-es-el-mas-alto-de-al
La Comunidad de San Pablo desarrolla un programa de saneamiento ambiental en la República Dominicana
«Decían que las brujas se comían a los niños, pero lo que los mató fue la diarrea». La Diócesis de San Juan de la Maguana ha construido más de 18.000 sanitarios en 25 años; como parte de este mismo esfuerzo, la Comunidad de San Pablo, desde la parroquia La Sagrada Familia de Sabana Yegua, ha construido más de 2.000 desde hace 14 años.
Hace pocos días, la directora ejecutiva de FUNDASEP (fundación vinculada a la Diócesis de San Juan) nos contaba con entusiasmo el gran impacto que había tenido la construcción ininterrumpida de letrinas sanitarias con foso seco e inodoro a lo largo de todos estos años. Monseñor José Grullón, obispo de San Juan, insiste en que ya no hay que llamarlas letrinas, sino sanitarios, pues con el inodoro que se les coloca pasan a tener una mayor dignidad. También insiste en que a pesar de que haya gente que se pregunte por qué la Iglesia se ocupa de las cosas materiales, es labor de la Iglesia y de los cristianos ocuparnos de la persona completa.
En efecto: ¿qué tiene mayor importancia que la vida de un niño? Y tantos niños morían a causa de diarreas, producto de enfermedades gastrointestinales, causadas a su vez por parásitos, bacterias y el mal saneamiento ambiental. No es ningún secreto que, si las personas hacen sus necesidades a campo abierto, las enfermedades se propagan con gran facilidad. No, no eran las brujas, ni ningún mal espíritu o maldición lo que se comía a los niños. Lo que se los comía y literalmente acababa con ellos eran las infecciones gastrointestinales recurrentes. Ahora podríamos decir que nuestras letrinas han acabado con las brujas.
En efecto, en las últimas décadas el panorama ha cambiado drásticamente y agradecemos a muchas personas e instituciones el apoyo que hemos recibido para la construcción de sanitarios y la promoción del lavado de manos. Aunque un gran número de familias ya tienen su “baño adentro”, y miles tienen su sanitario o letrina mejorada, todavía queda en la región en la que trabajamos un 15% de hogares que no disponen de baño. Así, pues seguimos con el programa hasta que no quede ninguna familia sin sanitario.
La Comunidad de San Pablo inicia un proyecto de reciclaje de plásticos en el municipio de Sabana Yegua, República Dominicana
Hace apenas medio año, el Grupo Juvenil Galilea y la Pastoral de la mujer de la Parroquia La Sagrada Familia de Sabana Yegua se sumaron a un nuevo proyecto auspiciado por la Comunidad de San Pablo: el reciclaje de plásticos en el municipio. Para empezar, los jóvenes grabaron un corto video que explicaba el problema en sus dos vertientes: la contaminación del medio ambiente que suponen los plásticos y la proliferación de mosquitos que causa la acumulación de plásticos en los patios de las casas, que contribuye a la propagación de enfermedades como el dengue, la chikungunya y el zika.
Para la grabación del video los jóvenes visitaron el vertedero del pueblo y vieron la gran cantidad de plásticos que hay allí, al aire libre. Allá se les explicó que el plástico tarda muchas décadas en desintegrarse.
Una vez editado, el video se promovió en la parroquia, como una herramienta para explicar la importancia que tiene llevar a cabo la limpieza general del pueblo a través de reducir, reusar y reciclar el plástico. Se repartieron sacos y tanques en los domicilios que querían participar en la tarea, y actualmente existen ya 30 puntos de acopio en el pueblo: 30 sitios donde las personas pueden ir a depositar sus plásticos viejos y usados para que posteriormente sean reciclados.
Los vecinos llevan sus plásticos a dichos puntos y el camión de basura del ayuntamiento realiza la recogida un día por semana. Los materiales se almacenan en el ayuntamiento y luego los recoge una empresa recicladora.
Los jóvenes de la parroquia también se han implicado en la tarea de realizar charlas en las escuelas y en asociaciones de Sabana Yegua, para que todo el pueblo reciba educación ambiental y participe de esta iniciativa. También tienen pensado seguir promocionando el reciclaje con actividades educativas y a la vez divertidas.
Esperamos reducir el plástico en la calle y que el vertedero reduzca su tamaño. ¡Ojalá no se quede nadie sin participar!